La serie de tres novelas de ficción política se inserta en el contexto de la subversión de los años 70 en Argentina y el terrorismo estatal que siguió entre 1976 y 1985, hasta el primer juicio a las juntas militares.
En 1994 publiqué Rosas blancas en Salta y el destino quiso que la editorial lo presentara en público al día siguiente del atentado contra la AMIA (Buenos Aires, 18 de julio de 1994), de modo que la presentación de mi novela se convirtió en una apología de la no violencia y la paz. Aclaro que el acto se había previsto desde un mes atrás.
En julio de 2007 escribí Complicidades imperfectas, pero la atareada vida profesional me impidió revisarla a la luz de la historia y no la publiqué, por eso, hasta que este año (2022), habiendo iniciado el vertiginoso camino de autora independiente con libros en la plataforma de Amazon, decidí hacerlo y ahora luce página al lado de Rosas blancas.
Quiero contarles que esa ubicación no es inocente: están a la par porque forman parte de una serie donde los elementos comunes son el trasfondo histórico argentino entre 1976 y la actualidad, y la figura de sus protagonistas, mujeres de temple que pasaron por el odio y el enojo contra los perpetradores de violencia y, sin duda, por el miedo y el terror, pero supieron inventar en su corazón la resiliencia y el coraje para seguir buscando la paz y el amor y, muchas de ellas, a sus hijos e hijas y a nietos y nietas.
La tercera novela de la serie Abismos ¿Interminables? se propone una continuación, que se encuentra en elaboración y, con un poco de suerte, podría estar ya en Amazon en enero o febrero próximos. Ojalá que mi pluma y mis lágrimas simultáneas puedan reflejar aquel pedacito de historia de mi dolorida Argentina.
Violeta Herrero
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