Hola, queridos amigos.
Sólo quiero, ahora y aquí, llamarles la atención sobre esta fecha en la que se cumplen 87 años de la muerte de nuestro amado Federico García Lorca.
Nuestro, de la humanidad. Pues pese a que la violencia e ignorancia se llevaron un día como hoy, el 18 de agosto de 1936, la magia de su vida, en plena juventud y cuando -podemos pensar- aún le quedaba tanto por hacer, sus palabras, su aliento, su música, su profundidad espiritual no pasaron, quedaron aquí, dando vueltas por los corazones, el arte y los sueños de tantos y tantas, como -se dijera- si Dios hubiera sembrado su semilla en la buena y generosa tierra del alma de Federico… Como -se dijera- si Federico hubiera dejado su semilla en tierras generosas…
Personas como él no mueren, por suerte. Siguen marcándonos el camino del amor, de la libertad, de la verdad y la belleza; nos enseñan a no tener miedo, a ser valientes y a difundir la luz por todas partes.
Creo, humildemente, que pudo irse en paz porque había finalizado su tarea.
En la revista de Juana Manuela Imprenta Digital & Editorial, de Argentina Mónico, la escritora Silvana Irigoyen publicó un hermoso artículo sobre Lorca que deseo compartir con ustedes. Los invito a saborearlo porque, como dije, Federico fue pura humanidad y hoy necesitamos alimentarnos de su espíritu.
Pueden leerlo aquí:
Canción del jinete
“La muerte me está mirando desde las torres de Córdoba. ¡Ay qué camino tan largo! ¡Ay mi jaca valerosa! ¡Ay que la muerte me espera, antes de llegar a Córdoba! Córdoba. Lejana y sola”.
Federico García Lorca
VIOLETA HERRERO 