¡ESPERÁBAMOS A LOS OVNIS PERO LLEGARON LOS NEURODERECHOS!

Hoy quiero hablar sobre algo que no puede nuestra sociedad desconocer y es la revolución digital que venimos viviendo desde ya hace años y que recién ahora parecemos advertir, a partir del famoso GPT: muchos saben, incluso, que el 29 de marzo de 2023, un grupo de 1.000 expertos, entre ellos Elon Musk, firmó un pedido de pausa por 6 meses en la investigación sobre “IA más potente que ChatGPT 4”, modelo de OpenAI lanzado ese mes, al advertir “grandes riesgos para la humanidad”. 

Se espera que en una generación se desarrolle la revolución digital vehiculizada en la IA (inteligencia artificial), las neurotecnologías (neurotechs) y el paradigma de big data, todo lo cual nos pone frente al transhumanismo y el posthumanismo, pudiéndose desde ya predecir que el antropocentrismo actual entrará en crisis definitiva cuando deba definir nuevos sujetos de derecho y cuando el homo sapiens (al decir de Yuval Noah Harari) se convierta en homo deus amortal sin fecha de caducidad.

No quiero confundirlos; es más, estas líneas traducen apenas una idea sobre las tecnologías y neurotecnologías emergentes, que nos rodean por todas partes e influyen en absolutamente todos los aspectos de nuestras vidas (y de lo cual somos en general inconscientes). La naturaleza de esta nueva revolución industrial (la digital) aporta inmensos beneficios a la humanidad y, por lo menos, una igual cantidad de peligros, ya que la idea de los más radicalizados prevé la existencia futura, inclusive, de seres no orgánicos. Estos asuntos pueden consultarse en las redes sociales, en Internet y hasta en libros; sin olvidar, por favor, leer algo sobre transhumanismo y posthumanismo. 

Ahora y aquí quiero referirme a decenas de expertos que ya están trabajando en todo el mundo (incluidas organizaciones internacionales de Derechos Humanos), quienes se están dedicando a pensar los nuevos temas, investigando en especial el modo en que, eventualmente, deberíamos protegernos (proteger nuestros derechos de personas) frente a eventuales daños que estas nuevas tecnologías pudieran provocarnos. Ellos hablan de neuroderechos desde 2017 y pretenden incluirlos en los tratados de Derechos Humanos.

En Salta se dictó, para una breve cohorte de asistentes (2022/2023) y en la Escuela del Ministerio Público (EMP), una Diplomatura en Neuroderechos, que tuvo la originalidad de ser el primer espacio académico de enseñanza de tales nuevos derechos, a cargo de científicos, filósofos, eticistas y juristas de renombre, de distintas universidades. A su cierre, se presentó un trabajo final. La modalidad virtual permitió que también asistieran estudiantes de afuera de la ciudad de Salta. Obtuvimos nuestros diplomas diez personas, provenientes de la medicina, la psicología y la abogacía. Esto muestra la transdisciplina inexorable de la nueva temática. La dirección de la diplomatura estuvo a cargo del Dr. José Ángel Marinaro (exjuez de la Cámara Penal de San Martín, Provincia de Buenos Aires) y, los ejes del largo y denso programa, a cargo de diversos docentes que citaré a continuación. Así, tuvimos el gusto de escuchar a: José Ángel Marinaro, Adrián Ramírez, Guillermo Scaglione, Abel Wajnerman Paz, Arleen Salles, Ezequiel Mercurio, Martín Javier Mazzoglio y Nabar, Guillermo Jemar, Waldo Sobrino y Ramiro Gutiérrez (argentinos); José Manuel Muñoz (español); Eric García López, Aura Itzel Ruiz Guarneros (mexicanos); José Carlos Porciúncula, Renato César Cardoso (brasileños); Diego Borbón (colombiano); María Isabel Cornejo Plaza (chilena).

Corresponde también mencionar al Dr. José Gabriel Chibán, juez de la Corte de Salta, quien se desempeñaba como director de la Escuela (EMP) al inicio del cursado, y al Dr. Martín Diez Villa, Defensor General de la Provincia de Salta y sucesor de aquél en la dirección de la Escuela.  

Uno de los detalles de mayor relevancia de la carrera dictada quizás haya sido la insistencia de sus profesores respecto del compromiso que los diplomados tomamos para difundir, cada uno en su ámbito, los nuevos conocimientos. Son especialmente necesarios o, mejor, imprescindibles, para los operadores judiciales: jueces, defensores, secretarios, fiscales, asesores de incapaces, peritos y, naturalmente, abogados litigantes. Otro rasgo básico en el dictado de esta diplomatura fue -nuevamente- la insistencia en la necesidad de aplicar la ética en todos los procesos relativos a neurotechs y neuroderechos, es decir en la investigación, desarrollo, comercialización y aplicación de los dispositivos y servicios brindados por las empresas tecnológicas. En efecto, estamos en pleno campo de la bioética tomada en su sentido más amplio. Como dicen los neurocientíficos y juristas abocados a estas nuevas lides de la humanidad, no hay tiempo que perder y sí, aún, muchas divergencias científicas e ideológicas que resolver. 

¡Bienvenidos a este novedoso campo del conocimiento jurídico!

Leave a comment